Han sido, y siguen siendo,
muchos, los que a lo largo de mi vida han dudado de mis capacidades. Personas
que creen que no seré capaz de trabajar o que no podré conseguirlo. Incluso
algunas, que se alegrarán de que eso suceda.
Por desgracia para todas aquellas
personas, eso no va a suceder. Siento deciros, que el día en que alguien me dé
por fin la oportunidad de poder trabajar, me hartaré de callaros la boca. Porque
ese día, señores, no me parará nadie. Y sé, que desde luego, me digáis lo que
me digáis, no pienso dejar de intentarlo.
Siento mucho, o no, comunicaros
que NO necesito vuestro apoyo. NO necesito que creais en mí; allá ustedes. Ni necesito
falsas palabras de aliento, ni que me deseéis suerte sin sentirlo. NO necesito
que me digáis que puedo, ni que me animéis a ello. NO os necesito.
Si algo tengo claro en esta vida,
es que PUEDO. Y, sobre todo, que pienso INTENTARLO A MUERTE. Y que no me hace
falta que os lo creáis, porque cuando llegue, lo veréis vosotros mismos, con
vuestros propios ojos. Ese día no necesitaré más palabras. Y reinará mi cara
una gran sonrisa de satisfacción por saber que estabais muy equivocados. Ese
día, pese a que os pese, tendréis que guardaros bien vuestra lengua y todas
esas palabras. Tendréis que arrepentiros de vuestra incredulidad y, sobre todo,
CALLAROS LA BOCA. Ese día, aprenderéis a creer más en la gente que, con la
iniciativa, las ganas y la constancia, todo lo puede. Ese día, aprenderéis que
las cosas caen por su propio peso, y que el tiempo todo lo demuestra. Ese día,
tendréis que aprender a cerrar un poquito más el pico y a pensar bastante más. Y os aseguro señores, que ese día, tarde o
temprano, LLEGARÁ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario