De nuevo todo vuelve a estar completo, todo vuelve a estar
en su sitio… No como una herida que se cura, sino como si nunca hubiese
existido esa herida. Como si nunca hubiese ocurrido. De nuevo esa sensación de
que ahora todo es como debe ser. Esa sensación de dejar que la vida siga su
cauce, de no forzar las cosas, de dejarse llevar… Las casualidades no hay que
buscarlas, las casualidades suceden. De repente, cuando menos las esperas. Tal
vez incluso cuando ya pensabas que jamás ocurrirían, que igual te equivocaste,
que igual no existen las casualidades… Justo en ese momento aparecen, suceden,
salen de la nada como si hubiesen estado esperando ansiosas el momento
perfecto. Y entonces se para el tiempo, se olvida el pasado, y el puzle se
vuelve a completar… Cada pieza en su sitio, cada color en su lugar. Tal vez
piezas renovadas, porque puede que ahora brillen más, pero mismas piezas en su
esencia; mismo puzle. Piezas que encajan en el mismo lugar. Piezas hechas a
medida… que necesitan de la otra para sentirse completa…piezas que, ahora,
están donde deben de estar, en su lugar. Y parece que nunca han estado
separadas, parece que el tiempo no ha pasado. Como si llevasen toda la vida…con
esa naturalidad…de que han sido creadas para estar juntas…lo sé.
Hoy, se acabó la pesadilla, o al menos eso parece. Como
cuando te despiertas y respiras hondo, porque sabes que ya pasó, que no te
volverá a atrapar. Como despertar y sentir que eso no ha ocurrido, y sigues
viviendo tu vida, la misma que tenías antes de vivir esa pesadilla, tu vida de
verdad.
Hoy, despierto de esa pesadilla… ¿será verdad? ¿será un
sueño? Espero que no, y espero, sobre todo, que dure.
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