viernes, 13 de abril de 2012

¡¡Estoy HARTA!!

Ya está bien: ¡estoy HARTA! Harta de falsedades, de hipocresías, harta de que la gente te mienta, te engañe, te robe tu sonrisa. Estoy harta de echarle cuenta a personas que luego no moverán el culo por mí. Harta de darme chocazos contra la pared una y otra vez y de ser tan gilipollas de volver a enfrentarme a ella, como si me gustase sufrir. Harta de caer una y otra vez en la misma trampa. De rendirme a alguien infinitas veces aunque sepa que no para de hacerme daño y que no se lo merece. Harta de dejar que me hagan llorar. Harta de llevarme palos e ir en busca de otros.

Estoy harta de que en un sólo día pasen tantas cosas. Harta de que en tan sólo una tarde llore, ría, grite, sonría, me cabree y vuelva a llorar. Estoy harta de ser una montaña rusa, de mi día a día lleno de altibajos. Harta de tratar de ser positiva y que el mundo me quite las ganas. Harta de luchar contra la marea y pretender ser fuerte cuando mis brazos están ya tan cansados. Harta de ir recogiendo los pedacitos de mi corazón aun sabiendo que no podré curarlo.

Estoy HARTA de TODO y de TODOS. De vivir tantas situaciones, tan diferentes. Creo que a veces incluso preferiría tener casi una vida aburrida antes que esto. Renunciar a vivir aventuras con tal de evitar este sufrimiento. Creo que incluso renunciaría a todo y mandaría todo a la mierda si supiese que no me iba a arrepentir a los cinco minutos. Odio ser adicta a vivir aventuras. Odio esta impotencia de no aprender por muchos palos que reciba. Odio saber que volveré a intentarlo, que volveré a caer, volveré a confiar con la esperanza de que me dure la sonrisa. Y odio saber que no podré evitarlo aun sabiendo que supone volver a sufrir.

En realidad tampoco pido tanto... Pido vivir una vida normal, en la que haya risas y tal vez alguna tristeza, en la que no me estrese cada cinco minutos o en la que dejen de ocurrir tantas cosas en tan poco espacio de tiempo. Pido tan sólo un poquito de tranquilidad, de paz, un permiso para relajarme un poco y que mi corazón se recupere de tanto sobresalto. Amo las montañas rusas, desde siempre, y en cierto modo me parecía divertido que mi carácter fuese así, tan cambiante; porque significaba que aunque me enfadase o me pusiera triste con mucha facilidad, también me alegraría y lo olvidaría muy fácilmente. Pero todo el mundo sabe, que si te tiras mucho tiempo subido a la montaña rusa sin bajarte, sin descanso, una y otra vez, llega un momento en que comienzas a marearte...Comienzas a pasarlo mal y comienzas a querer bajarte. Es entonces cuando todo tu cuerpo se revuelve, y comienza a vivir de golpe todas las consecuencias de haber estado tanto tiempo manteniendo toda esa intensidad en tu vida. Y ese malestar, aunque te bajes, tarda tiempo en quitarse, tardas tiempo en restablecerte y volver a estar preparada para seguir de pie y afrontar lo que te venga... Lo peor es, llegar a esa situación, de sentirte mal y notar cómo lo paga tu cuerpo, y aun así no poder bajarte, porque algo te lo impide, porque tu vida ya ha cogido esa inercia y no se sabe cómo pararla... ¿Qué haces entonces? ¿Cómo consigues que dejen de pasar tantas y tantas cosas, tantas y tantas emociones y sucesos que llenan de altibajos tu día a día? ¿Cómo le pides un pause? ¡Que alguien me enseñe cuál es el botón! ¡Cómo narices salgo de esta espiral! Esta interminable tortura de momentos y problemas y más momentos y más problemas....

Y lo peor, ¿qué pasa si no consigues pararlo? ¿si todo esto continúa y va destruyendo tu cuerpo poco a poco? ¿Hasta cuándo tendré fuerzas? ¿Hasta cuándo tengo que aguantar?...

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