Crueles casualidades que te torturan cambiando el
guión de tu historia una y otra vez cuando menos te lo esperas…
Debate interno entre lo que no puede ser… y lo que
jamás será… ¿Qué se supone que he de hacer? ¿Realmente se pueden controlar los sentimientos?
¿Realmente podemos decidir qué ocurrirá?
A menudo, la vida responde estas preguntas por sí
sola… Nunca decides por ti misma qué pasará. Nunca decides lo que sientes y lo
que no. Nunca eliges qué experiencias quieres vivir; qué daños evitar. Y nunca
decides quién aparecerá y desaparecerá en tu vida… Tan sólo ocurre… sin que
puedas evitarlo… Aunque lo sepas, aunque lo sientas, aunque lo intuyas… Aunque
lo veas venir nunca ocurre nada “fuera de guión”. Un guión que no tenemos
derecho a escribir nosotros mismos… Poder escribir nuestros deseos, nuestra
historia, capítulo a capítulo… sin dejar ninguno sin cerrar… sin cambios repentinos
que nos duelan demasiado como para afrontar el siguiente tomo…
Ojalá fuese tan fácil elegir cuál será nuestro
próximo movimiento en este juego de azar… Y poder decidir por nosotros mismos lo
que queremos que ocurra… en la medida de lo posible, al menos. Así, quien
supiese jugar bien sus cartas y mover adecuadamente sus fichas, sin realizar
trampas ni pisotear a los demás, lograría librarse de sufrir y de recibir palos
injustos unos detrás de otros. Así, realmente existirían las historias,
historias de verdad… y no novelas a medio hacer que se quedan rotas sin poder
continuar escribiéndose…
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