viernes, 21 de septiembre de 2012

Algún día... Lo juro.


De nuevo otro chasco, para variar, una vez más recibes palos de la gente que menos te lo esperas... y la idiota soy yo por no verlo venir, por no imaginarme que pasaría... la idiota soy yo por ser tan ingenua y seguir siendo fiel a la verdad aunque nadie lo cumpla...

Algún día lograré callaros la boca. Algún día os demostraré que os equivocabais, que metisteis la pata hasta el fondo... No sé si ese día llegará tarde o temprano, pero sé que lo haré cueste lo que cueste. Y que seguiré defendiendo la verdad y defendiendo mis principios con o sin vuestra ayuda.

Algún día os tendréis que meter la lengua en el culo y agachar la cabeza por vuestras necias palabras llenas de hipocresía... Lo juro. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Caprichoso destino...


Crueles casualidades que te torturan cambiando el guión de tu historia una y otra vez cuando menos te lo esperas…

Debate interno entre lo que no puede ser… y lo que jamás será… ¿Qué se supone que he de hacer? ¿Realmente se pueden controlar los sentimientos? ¿Realmente podemos decidir qué ocurrirá?

A menudo, la vida responde estas preguntas por sí sola… Nunca decides por ti misma qué pasará. Nunca decides lo que sientes y lo que no. Nunca eliges qué experiencias quieres vivir; qué daños evitar. Y nunca decides quién aparecerá y desaparecerá en tu vida… Tan sólo ocurre… sin que puedas evitarlo… Aunque lo sepas, aunque lo sientas, aunque lo intuyas… Aunque lo veas venir nunca ocurre nada “fuera de guión”. Un guión que no tenemos derecho a escribir nosotros mismos… Poder escribir nuestros deseos, nuestra historia, capítulo a capítulo… sin dejar ninguno sin cerrar… sin cambios repentinos que nos duelan demasiado como para afrontar el siguiente tomo…

Ojalá fuese tan fácil elegir cuál será nuestro próximo movimiento en este juego de azar… Y poder decidir por nosotros mismos lo que queremos que ocurra… en la medida de lo posible, al menos. Así, quien supiese jugar bien sus cartas y mover adecuadamente sus fichas, sin realizar trampas ni pisotear a los demás, lograría librarse de sufrir y de recibir palos injustos unos detrás de otros. Así, realmente existirían las historias, historias de verdad… y no novelas a medio hacer que se quedan rotas sin poder continuar escribiéndose…